Las escuelas Católicas funcionan

Estimadas hermanas y hermanos,
Durante mi sacerdocio, y mis 15 años como obispo, las escuelas Católicas siempre han sido una prioridad para mi ministerio. Independientemente del tamaño de la escuela Católica, cada una tiene un papel igualmente importante que desempeñar en la sociedad y para la Iglesia. Nuestras escuelas se toman muy enserio la educación y la llevan a cabo con excelencia. No solo nuestros estudiantes se benefician de ellas, sino también nuestra iglesia y nuestra nación.
Aunque los planes de estudio evolucionan, nuestros valores fundamentales continúan resistiendo la prueba del tiempo. Si bien los puntajes de los exámenes, las becas, las tasas de aceptación universitaria y las trayectorias profesionales reflejan todas las ventajas académicas significativas de nuestras escuelas, lo que realmente nos distingue es nuestra capacidad de infundir nuestra fe y cultura Católicas en cada elemento del día escolar, incluyendo las actividades extracurriculares. La moral cristiana, la ética y la caridad se aplican a cada área temática. Aunque la filosofía de la educación Católica se desarrolló hace muchos siglos, continúa iluminando nuestro enfoque de la educación. En pocas palabras, la educación Católica es una educación de toda la persona: mente, alma y cuerpo porque así es como Dios creó a los seres humanos. Un estudiante en una escuela católica crece en mente, en espíritu y en cuerpo.
Como educadores Católicos, tenemos la libertad de aportar valores a nuestros estudiantes y familias a través del mensaje de Jesús. Por ejemplo, en las escuelas Católicas podemos celebrar pública y orgullosamente una cultura de la vida, donde los estudiantes aprenden a participar, respetar y servir a los demás. El ambiente de la escuela está impregnado por Jesucristo, el Evangelio, la oración, la fe y los sacramentos de la iglesia Católica. La escuela incluso mira más allá de sus puertas hacia el mundo exterior del cual el estudiante se responsabiliza.
A menudo usamos la frase “Un regalo de por vida” cuando nos referimos a nuestras escuelas Católicas. En todas las facetas, esto es cierto. Una educación escolar Católica es el regalo que un padre le da a su hijo; es el regalo que ofrecemos al mundo al proporcionar futuros líderes bien formados, inteligentes y compasivos. Puedo testificar personalmente que es el regalo que recibí como estudiante en los años cincuenta en una escuela primaria Católica, en los años sesenta en una escuela secundaria Católica y en una universidad Católica. Es el don que me ayudó a discernir mi vocación al sacerdocio
Si está buscando una escuela, o sabe de alguien que está buscando, le recomiendo que considere una escuela Católica y ofrezca a su hijo y al mundo un regalo de por vida. Un regalo que formará y educará a su hijo. Las escuelas Católicas funcionan y son exitosas académica, espiritual y humanamente. En la diócesis de Camden tenemos un producto del que estoy muy orgulloso.
 
Sinceramente en Cristo,
Reverendísimo Dennis Sullivan, D.D.
Obispo de Camden
 

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