Mensaje de Navidad del Obispo

La carta del Papa Francisco, Misericordiae Vultus (El Rostro de la Misericordia), en la que declaró este Jubileo Extraordinario de la Misericordia que estamos celebrando, comienza así: “por sus palabras, sus acciones, su persona entera” Jesús ha revelado la Misericordia del Padre.  Jesús es “el rostro de la Misericordia del Padre”. Como la Navidad del 2015 cae durante este Año de la Misericordia les sugiero que cuando nos reunamos alrededor del Pesebre en nuestras casas e iglesias para recordar el Nacimiento del Señor, nuestra oración debe ser – Señor Ten Misericordia; Ten Misericordia de mí, Señor; Señor, Ten Misericordia de nuestro mundo.

Bishop_Dennis_J.__Sullivan_web_portraitEsta temporada de Navidad no podía haber llegado en mejor momento, justo cuando el mundo necesita  volver a ser recordado de la paz y el amor de Jesucristo. Su nacimiento es un regalo de Dios para todos. El Niño Jesús nos muestra que no es ni la fuerza ni la violencia lo que traerá la verdadera paz, sino más bien las virtudes de la humildad, la confianza y el amor que se ven en Él. Estas son las mismas virtudes que tratamos de vivir en nuestras familias, relaciones, lugares de trabajo, escuelas y parroquias.

No cabe duda que éste ha sido un año en el que nuestra atención ha sido dirigida hacia la violencia sin sentido de la humanidad – San Bernardino, California; Charleston, Carolina del Sur; Roseburg, Oregon. Desafortunadamente, nos hemos vuelto inmunes a estos y otros actos de violencia en nuestro país debido a su frecuencia. Estas desgracias nacionales se repiten en todos los países del mundo. A pesar del terror, el odio y la violencia que ocurre, una gracia de la temporada de la Navidad es que podemos ser reanimados por nuestra fe en Cristo y abrazar el amor de Dios que se hizo carne en la persona de Jesucristo.

Cuando oremos por la Misericordia del Niño Jesús de Belén, que podamos apreciar lo maravillosos de su humanidad. Su semejanza con nosotros. Él es uno de nosotros. Este pequeño bebé frágil, vulnerable, suave, y dependiente fue realmente una persona humana. Él es un niño real que nació de una madre después de nueve meses en su vientre. Él vino al mundo y vivió en su tiempo. Una persona como nosotros en todo, menos en el pecado. Sin embargo, él es Dios y Señor que escucha nuestras súplicas por su Misericordia.

En Sus palabras que se encuentran en los cuatro Evangelios el Señor enseñó Misericordia. Ojalá que durante este Año Santo de la Misericordia puedan leer a Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Permitan que Sus palabras sean escuchadas en sus corazones. Presten mucha atención a Sus palabras de Misericordia, como las que se encuentran en la oración del Padre Nuestro: “perdona nuestras ofensas” que significa que Tenga Misericordia; o las que se encuentran en las Bienaventuranzas, “Bienaventurados son los misericordiosos” por la cual Él nos enseña que debemos practicar la misericordia. Otras referencias de la misericordia se encuentran en los Evangelios como en las parábolas de la oveja perdida, el padre con dos hijos, y otras. Jesús, la Palabra de Dios habló palabras de Misericordia. Que nosotros podamos hacer lo mismo cuando oramos, Señor, ten piedad y que podamos poner en práctica las obras de misericordia y nos ayuden a hacer realidad en nuestro mundo la paz que el coro de ángeles anunciaron en Su nacimiento en Belén.

Por sus acciones hacia y con los demás, el Señor mostró que la Misericordia es para ser vivida. Cómo el Señor trató con la gente, especialmente a los atribulados, los pecadores, los pobres, los enfermos, los marginados de la ley de Israel, todo eso debe inspirarnos a imitarlo. La misericordia es una acción. Es lo que hacemos tal como Él lo hizo. El nacimiento del Señor hecho carne es un acto de salvación de la Misericordia de Dios. Dios no podía dejar de redimir la raza humana y Dios lo hizo de una manera que nosotros pudiéramos entender fácilmente. Lo hizo a través de uno de nosotros. El Nacimiento de Jesús en Belén es un acto de la misericordia de Dios.

Spanish Christmas messageSu nacimiento fue anunciado a los pastores en los campos para aliviar sus miedos. “No teman”. Con demasiada frecuencia esta invitación angélica de alejarnos del miedo se ve ensombrecida por nuestros medios de comunicación públicos. ¿Cuántas veces escuchamos advertencias sobre tener miedo de aquellos que no son como nosotros o no piensan como nosotros o no nacieron en las mismas comunidades que nosotros? Jesús nació para liberarnos de esos temores. Él nos mostró cómo ser misericordiosos, para ser Misericordiosos como el Padre.

“Por sus palabras, sus acciones, toda su persona” Dios estuvo cerca de nosotros. Muy cerca. Por lo que es no es difícil estar cerca de Dios. Cerrando el abismo, la distancia entre nosotros y Dios. Entre lo natural y lo sobrenatural. Entre lo humano y lo divino. La Misericordia es el puente que cruza Dios hacia nosotros y la Misericordia es el puente que cruzamos el uno hacia otro.

Ruego para que la cercanía de Dios los toque con la Misericordia de Dios y traiga la Misericordia de Cristo en sus vidas, sus hogares; nuestra sociedad e incluso en nuestro mundo. Cuando pasen tiempo durante las fiestas navideñas con familiares y amigos, cultiven el mensaje de Jesús de paz y buena voluntad para todos. Cada uno de nosotros tiene el poder que nos da la fe para detener la creciente ola de miedo repitiendo en nuestras vidas el mensaje de los Ángeles. No tengan miedo.

Mis deseos y oraciones por una Bendita Navidad y un Año Nuevo en el que todos puedan sentir el regalo de la Misericordia de Dios. Señor Ten Misericordia; Ten Misericordia de mí, Señor; Señor, Ten Misericordia de nuestro mundo.

Bishop Dennis J. Sullivan

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