La carta del Papa al Pueblo de Dio

Nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, dio un paso inusual al emitir una Carta al Pueblo de Dios el 20 de agosto. No fue una carta encíclica sino una carta personal del Pastor de la Iglesia Católica a su rebaño. Escribió esta carta en respuesta a los informes de abuso sexual de menores y abuso de poder por parte de algunos clérigos y personas consagradas. El Santo Padre llama para que exista una cultura en la Iglesia que evite que estos crímenes vuelvan a suceder y que no se encubran.
La carta es una enseñanza audaz y muy necesaria a la que debemos prestar atención. El abuso sexual por parte de los clérigos no es un tema agradable, pero no se puede barrer debajo de la mesa. Los recientes informes de actividades vergonzosas por parte de obispos, sacerdotes y diáconos no pueden ser ignorados. Las víctimas de estas actividades despreciables han sido dañadas espiritualmente, mentalmente, emocionalmente y físicamente por algunos clérigos y, además, por los fracasos de algunos obispos y superiores para responder a su sufrimiento como lo haría Cristo.
A medida que reconocemos la verdad de lo sucedido y soportamos el dolor que esto trae al Cuerpo de Cristo, debemos tender una mano en profunda solidaridad hacia los lastimados. El Santo Padre invita a todos a participar en una conversión que nuestra Iglesia necesita con  urgencia.
Entre los temas que el Papa menciona están: el sufrimiento, que no desaparece, padecido por muchas de las víctimas de abuso sexual; los fracasos de algunos líderes de la iglesia — obispos — de informar adecuadamente a las autoridades cívicas de la actividad criminal de los sacerdotes abusadores; la necesidad de arrepentimiento público de estas atrocidades por parte de la Iglesia; una determinación de orar y hacer penitencia como expresión de la lucha contra “todas las formas de abuso de poder”; una solidaridad que toma el dolor de nuestros hermanos y hermanas y “nos convoca a luchar contra todas las formas de corrupción”.
El Papa recuerda a todo el Pueblo de Dios que su participación activa es esencial para el “cambio eclesial y social que tanto necesitamos”. Como San Pablo enseña, “si un miembro sufre, todos sufren junto con él” (1Cor.12: 26).
Los invito a leer la carta del Papa Francisco que se reimprime aquí. Siéntense en silencio y mediten sus respuestas. Se puede escuchar el dolor del Papa en estas palabras. Incluso pueden llorar por las víctimas de los clérigos enfermos y pecadores. Y ojalá que también puedan escuchar la determinación y la resolución que el Santo Padre propone para insistir en que este horror en nuestra Iglesia llegue a su fin y que la Iglesia se deshaga de los abusadores.
Con sinceridad y honestidad, el Santo Padre se ha acercado a nosotros, que somos la Iglesia. En nuestra diócesis, desde el 2002 abordamos este tema con vigor. Sin embargo, tenemos que hacer más para lograr la purificación que se necesita. Eso puede suceder con su participación y oración.

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